Cómplice

Nublado el día
y tu sonrisa brilla
creando soles en la alcoba.
Por temor a equivocarse
el pronóstico anuncia
no saber qué pasará con la lluvia
por si caerá hoy
o posiblmente mañana.

Para mi no tiene importancia

pues con tu presencia

y los soles que irradias

haces primaveras todos los días.

No es solamente amor

tampoco son las caricias

es el calor del alma

que por la alcoba transita

llenando los espíritus de alegrías

creando colores nuevos en las flores,

salpicando de pinturas los jarrones

y de cielos celestes las ventanas.

No hay mejor paisaje

más que verte la cara

tras las travesuras que inventas

con pincel y pluma

y la mirada clara y segura

de tenerme como tu compinche.

Daniel Valdman. 

Luz

La nube blanca,
la nieve blanca,
la espuma del mar blanca
y no hay nada más blanco
que el blanco de tu alma.

Ni la arena,

por más blanca que sea

puede compararse

al color de tu sentimiento.

El aura sobre tu imagen

hace de mi enamorarme

sin siquiera tocarte

de quien eres por dentro.

No se si podré

tenerte entre mis brazos

o si me quedaré

sintinendo y mirando

tratando de ser contagiado

por esa luz de tu espíritu.

No se si la Luna 

te estará envidiando

ese color blanco

conque iluminas mi universo.

Daniel Valdman.

Sombras

Se mueve el candil
a causa de la brisa.
Mi letra no es precisa
y es que apenas la veo.
En la pluma brillan sentimientos
que escribirlos no puedo
porque aún no ha amanecido
y el candil encendido
hace juegos con las sombras.

A esta hora temprana

mientras tu sueñas y descansas

quiero darte una caricia

puesta en palabras

para que al despertar la sonrisa

te ilumine la cara

y yo feliz de encontrarte

al otro lado de mis versos.

Pero el candil no permite

que realice mis deseos

pues baila con las sombras

y mi pluma tiene miedo

de equivocarse en el verso

donde dice que te quiero.

Daniel Valdman.

Niña

Tomó al oso de una mano
y me pidió que la acompañe.
Entre los tres hicimos ronda
con una canción que de sus labios
no entendía.

No tenía otros amigos

más que los muñecos de peluche

con los cuales en su fantasía

aventuras y juegos compartía

haciendo realidad todos sus sueños.

Fue maestra de primaria

enseñando a leer aunque no sabía

y directora de teatro

en obras de su inventiva.

Todos los presentes aceptaban

las órdenes que impartía

y al que no obedecía

como castigo le daba

una dulce reprimienda

haciéndole entender por las buenas

la actitud del personaje.

Y así pasaban los juegos

entre actores de lana y espuma

hasta que al fin llegó el día

en que por su edad y estatura

comenzó en el colegio

con amigos de carne y hueso

compartiendo ahora si,

otras fantasías.

Daniel Valdman.

Vencido

Sorprendió tu mano
luchando con la mía
para ver cuál daba
la primer caricia.

Se enredaron mis dedos

en la seda de tus cabellos

y se posó tu rostro

en mi palma curtida

por los soles y los vientos,

al querer apretar la primavera.

Luchaban las manos

para darse la caricia

y las mías tu espalda atacaron

haciendo cuerpo a cuerpo la disputa

entre unos labios sedientos

que en su afán casi mordiendo

tratando de saborear el alma.

Y se extendía la piel entre los dedos

tratando de ganar terreno

en los lugares más oscuros

soltando al aire gemidos

que se convertian en suspiros

tras apasionados besos.

Sorprendió tu mano

luchando con la mía

para ver quien daba 

la primer caricia

mientras sigue el amor

compartiendo el mismo lecho

y el fuego de tus ojos

me tengan como vencido.

Daniel Valdman.

Cosecha

Nuevo amanecer
y cada uno a su labranza
recogiendo los frutos
de las plantas cultivadas
llevando así comida
a los platos desiertos.

Cuánto amor, cuánto esfuerzo.

Cuántas esperanzas vertidas

en que sea hoy mejor que el futuro.

Tratar de llenar la canasta

con los frutos y las hierbas

aprovechando esta cosecha

porque no se sabe

cuanto dará mañana.

Las manos avejentadas

por tantos calores y tantos fríos,

por tantos helados rocíos

tratan de trabajar el doble

pensando que la sopa

debe estar bien espesa.

Y ya desde temprano

en el hogar arden los leños

como si estuvieran esperando

las ollas con el almuerzo

justo el que estamos cosechando

entre estos veranos

y estos inviernos.

Daniel Valdman.

Mensaje

Piedras blancas
caían del cielo
con un enorme estruendo
como queriendo limpiar
las conciencias.

El viento y los truenos

se sumaron a la tormenta

que parecía una guerra

entre la lluvia y la tierra

mostrando sus fortalezas

con los bramidos de las aguas

que arrasando todo corrian

llevándose lo que encontraban.

Nada su paso detenía

y así por muchos días

se adueñó de la batalla.

El diluvio golpeó las puertas.

Se destrozaron las barreras

hasta que todo quedó en calma.

Las aves piaban saliendo de sus refugios

y las vacas mugían

buscando a quien las ordeñaba.

Con temor y con calma

la gente se asomaba

para ver lo que quedaba

y así hacer las cuentas

para un nuevo comienzo.

Pero quizás, no fue solo una tormenta,

quizás fue el primer aviso

para empezar a cuidar la tierra

que junto con las conciencias

en la maldad se están ahogando.

Daniel Valdman.

Herencia

Buscando en la profundidad
de mis ojos
el espejo refleja
lo que hice de la vida

que se me ha otorgado

por muy poco tiempo

ya gastándome los últimos días

en poder conciliar un balance.

Juntar lo bueno y lo malo

tratando de que ambos

juntos pesen lo mismo.

La cantidad de lágimas vertidas

sean mucho menos que las risas

y que estas aún, 

resuenen en el aire.

Que me quede con tantos interrogantes

para seguir en esta vida

encontrándome en los últimos días

con fuerzas para seguir luchando.

Que el amor brindado 

pese mucho más que las angustias

y que estas hayan quedado

muy profundas en la tierra.

Haber sembrado un árbol,

haber criado un hijo

y en el libro que escribo,

la última hoja quede en blanco

para que quizás otro

con la herencia recibida

pueda continuar sin firma

la vida que haya logrado.

Daniel Valdman.

Remolinos

Ruedan en la mente
recuerdos muy perdidos
en enormes remolinos
que no quieren detenerse.

Todos vienen del pasado

que creía olvidado

y se me aparecen rostros

que apenas he conocido.

No entiendo este juego

que me trae la conciencia

que me olvido de lo inmediato

y recuerdo cosas tan viejas

que hasta me asombro de recordarlo

en circunstancias que 

podían haber cambiado

todo el caudal de mi historia.

Remolinos de viento

en aguas espumosas.

Quizás ya me llegó la hora

de todos mis arrepentimientos.

Daniel Valdman.

Lluvias

Opaco el paisaje
que se ve por la ventana.

Bañan la ciudad

las lluvias de temporada

y aún faltan muchas nubes

para que también 

caigan sobre los campos.

El calor de tu cuerpo

me incita a no abandonar el lecho

dejando que la madrugada

avance sin mi compañía.

No hay labranzas

sobre la tierra humedecida

y no es el motivo

para quedarme a tu lado.

Es el aliento que dejas en la almohada

y el abrazo tierno que nos cobija.

Son los sueños que te imaginas

y las ansias de darte un beso

mientras estás dormida

sin querer arrebatarte

del mundo que transitas.

La música en el tejado

nos regala su concierto

haciendome sentir pleno

al tenerte entre mis brazos

en esta mañana de lluvia,

con el cielo muy nublado.

Daniel Valdman. 

Vida

Brillan las gotas en las hojas
como si fueran perlas
o diamantes transparentes

consumiendo el líquido

muy lentamente

tras la enorme sequía

que se ha soportado.

Surgen retoños esperanzados

entre los surcos

que el agua ha recorrido

y se va pintando de verde la pradera

lo que antes era todo amarillo.

Sol y lluvia, contradicción 

que genera la vida.

Y el aventurero caminante

lleva el refugio en sus espaldas

y la caramañola en su cintura

provista de suficiente agua.

Los campos renacidos

le dan la bienvenida

como si él trajera

la dichosa primavera,

los colores brillantes

y los aromas más dulces.

Esa es la vida

y el destino es la esperanza.

Daniel Valdman.

Amanecer

Tímido el Sol

se asoma tras los cerros

tratando de traer buenos tiempos

aunque su carga es muy pesada.

El equipaje que arrastra

está lleno de herramientas,

sonrisas, sueños, esperanzas

y sobre todo luz

para alentar el día.  

Y a medida que va subiendo

por el camino se está desprendiendo

de los bártulos que lleva

repartiendo en toda la senda

la mágia de sus estrellas

por cada rendija que encuentra.

Es hoy,  no es otro día,

porque justamente hoy

con el Sol brillante

repartiendo alegrías,

en esta mañana fresca

es cuando comienza la vida.

Daniel Valdman.

Tu

No son tus ojos
ni tampoco tu mirada
donde queda atrapada mi alma
con solo sentir tu presencia.

No es el candor de tus labios

ni la suavidad de tu piel tan tersa

sino lo que veo tras ella

en mi mundo de sueños.

La palma de tu mano 

acariciando la mía

recuperándome a la vida

tras tantas soledades

despejando los desiertos

convirtiéndolos en jardines.

No, no son tus ojos ni tu rostro

los que me dominan.

Es lo que hay dentro de ellos

y se transforma en sentimiento.

Es lo que alborota en mi pecho

y a la vez, me trae calma.

La belleza dura unos instantes,

pero el amor vive con las almas.

Daniel Valdman.

Silencio

Se acabaron las ideas,
me evaden las palabras
y por más que no quisiera
el blanco de la hoja me ataca
y el silencio desesperado
trata de dar un grito angustiado
justamente donde
no le salen las palabras.

Quedó en el aire

la soñada esperanza.

La mente no tiene calma

tratando de hallar la idea

para expulsar de la garganta

ese grito que atraganta

los rebeldes sentimientos.

Los brazos extendidos

buscando el amor de los sueños.

Los labios apretados

mordiendo un profundo beso

y las palabras que no alcanzan

para contar tal desespero

y la ansiedad que obliga

a seguir escribiendo,

aunque no diga nada,

aunque todo sea silencio

y el barullo de la mente

en su lucha siga insistiendo

enredando las ideas,

desapareciendo las palabras.

Daniel Valdman.

Ruego

No soy rey de la comarca.
La comparto con otras aves
que también anidan
en el árbol de la esperranza
donde las calidas brisas
traen sabores de mares
que se degustan en otras tierras.

Otros colores, otros cantares

pero los trinos son siempre iguales

porque los crios tienen el mismo hambre.

Acomodo el algodón de los sueños.

Picoteo un poco más el barro de la fantasía

y esa piedrita que molesta

al estar empollando los huevos

la devolveré a la tierra

porque como ella no vuela

no tienen sentido que esté en las alturas.

Quedan pocos árboles como este

y mucho menos los que en ellos vivimos.

También son pocos los trinos

de las generaciones futuras

porque van perdiendo los sueños

que existen en las alturas

y ya no miran al cielo

tratando de encontrar

la última esperanza.

Daniel Valdman.

Herencia

Si las palabras fueran balas
la humanidad no existiría.

Tanta maldad, tanta sedicia

que no alcanzan los ruegos y llantos,

ni siquiera las caricias

ni las lágrimas vertidas

para encontrar una paz hoy lejana.

No hay donde poner la esperanza

ante ambiciones enloquecidas

de poder, de riquezas

creando mayores diferencias

entre los que botan la comida

y los que tienen hambre. 

Se castigan los campos

acabando con los campesinos

entonces no habrá más pan

pues no estará quien recoja el trigo,

ni la cebada, ni el centeno,

ni quien ordeñe a la vaca

que ya sufre en su mujido.

Qué mundo dejaré a mis hijos

con mi culpa de no hacer nada

que suprima la batalla

entre tanta diferencia.

Y siempre ganarán

quienes tengan mejores armas

ante un tridente o un azadón

o tan siquiera una pala

para luchar contra un fusil

o un tanque contra un tractor.

Qué triste será mi herencia

dejándola sin respuesta

ante males innecesarios

con la mesa vacía

y los campos acabados.

Daniel Valdman.

Domingo

Domingo, en inglés
día del Sol,

para comenzar la semana

iluminando los sueño

y esperanzas

tratando de alcanzar

lo que hasta ahora

no se pudo.

Acaparar la energía

del astro maravilloso

que nos da las primaveras, 

los inviernos, los otoños 

y el calor intenso

cuando nos trae veranos.

Estaciones de tiempos

para las siembras y cosechas

disfrutando día a día

dejando que en nuestro pecho crezca

de paz esa semilla

floreciendo en nuestras almas.

Domingo, día del Sol,

con cada rayo que nos regala

nos invita a iluminar la vida.

Daniel Valdman. 

Personal

Sumido en el café
humente todavía,

buscando un rostro amable

regalándome una sonrisa

a sabiendas que no estoy solo

en la misma carrera.

Cuántas veces nos perdemos

en abismos de pensamientos

necesitando una mano en el hombro

que nos salve de esos laberintos

donde la salida real

jamás llegamos a conocerla.

Y seguimos adelante

a pesar de nuestras mentes

que ni siquiera el subconciente

puede comprender dónde estamos.

Como una vida paralela

se asoma a nuestros sueños

cambiando las ansiedades,

los deseos, los movimientos

como si no fuéramos nosotros

quienes estamos frente al café,

que todavía sigue humeando,

mientras yo me pierdo.

Daniel Valdman.

Rostro

La historia de amor
comenzó en un sueño.
Un rostro sin nombre
que noche tras noche se repetía
y otro lugar no existía
en donde poder hallarlo.

Lo buscó en el pasado,

en el bus de todos los días.

En cada galería

que pudo haber visitado.

Por si acaso en cada esquina

donde dicen que se encuentra

el amor de su vida.

En los parques, en las plazas

que quizás en sus andanzas

disfrutaba volar en un columpio.

Entre ramos de margaritas y rosas

tratando de elegir el mejor aroma

o pateando piedritas en la calle

por si en una de esas 

hallaba un diamante.

Recorrió todo el mundo

tratando de encontrarla

pero sin decir una palabra

ni siquiera la de su nombre,

se recostó sobre la almohada

esperando la noche

porque era en el único lugar 

donde la hallaba,

mirando el techo

o esperando el sueño

para volver al rostro sin nombre

por ser a la única que amaba.

Daniel Valdman.

Esperanza

La luz del sentimiento
siempre encendida
buscándole la rima
que acompañe al verso.

La pluma tensa entre los dedos

para dibujar en palabras

el sentir del corazón abierto

ansioso de caricias y besos

de la doncella anhelada

que vive entre los sueños

del poeta que está dispuesto

a dar la vida por ella.

Lanzarse al río,

volar al universo,

hundirse en los abismos

hasta llegar a su encuentro

sin importar cuán duro

pueda ser el camino 

pues es su destino

cumplir con ese sueño

de reflejarse en sus ojos

y decirle cuanto la ama.

Por ello nunca se apaga

la luz del sentimiento

pues sin saber 

cuanto está de lejos

el humilde poeta

nunca pierde la esperanza.

Daniel Valdman.

Vals

Flota tu cuerpo en el vals
como si tus pies tuvieran alas,
de la música fiel enamorada
mientras en el espacio que ocupas vuelas.
Mastil el hombre que te acompaña
quien te sostiene en cada vuelta
haciendo flamear los velos de tu falda,

tan libre y soberana

siendo dueña de la danza

que más de ser danza

realmente es un poema

Quien te ve, contigo vuela

aunque no tenga pareja,

aunque sea torpe con sus piernas

al mirarte contigo baila

aunque la música no cuadra

en su franca torpeza

se mueve con el alma

embelezado de tu belleza

queriendo ser parte de ella

en cada paso, en cada vuelta.

Daniel Valdman. 

Mares

Mi barquito de papel
aprovechó la tormeenta
y con seguridad plena
se lanzó a la aventura.

Llevaba carga completa

entre sueños y fantasías

amarrándolos de maravillas

con cordeles de esperanzas. 

Calle abajo navegaba

con la corriente de la zanja

esquivando palos y deshechos

y algunas piedras del asfalto

hasta que llegó a tus manos

que con mucho cariño levantaste

para ver la carga que llevaba

apoderándote de mis sueños,

de mis ilusiones, de mis fantasías

y dándome un beso en la mejilla

y apretándome fuerte la mano,

poniéndolo otra vez en la zanja

dijiste "Ya llegaste a tu destino

y juntos nos queda

conquistar el infinito".

Y seguimos navegando

en la nave de la vida

hasta llegado este día

en que somos el feliz puerto.

Daniel Valdman.

Huracán

La playa, vacía y alerta,
preparándose para el temporal que amenaza.
Ni una gaviota ronda por la arena
mientras la oscuridad del cielo

poco a poco avanza.

Allí en la distancia

caen mortíferos rayos

acompañados por los truenos

mientras me abrigo bien

junto a la ventana

en la sencilla cabaña

deseando que resista.

Un único espectáculo

ver a la naturaleza

golpear contra la tierra

como pidiendo se le devuelva

lo que el hombre se ha apropiado.

Ruge el mar las olas elevando

produciendo salpicaduras

que sobre la piel duelen.

Ennegrecido el cielo brama

como siendo dueño

de la última palabra

creando con su sonido amenazas

de que será muy duro resistirse.

Espero no dure

mucho más que esta noche

y que mañana por la mañana

el sol despliegue sus luces

y con su calor alumbre

las mas profundas esperanzas.

Daniel Valdman.

Abuelos

Andábamos por ahí
ahogados en soledades
cuando una mirada incauta
descubrió las ansiedades
que las almas acobardadas
trataban de disimularlo.

La timidéz, primer personaje,

dueña de la situación

no permitía el abordaje

a un saludo u otra mirada.

La atracción insistía

de reojo las posibilidades

que se mezclaban con la valentía

contra la timidéz que se enfrentaba.

Llegó a mi auxilio el mesero.

Le pedí un café

y otro para la señorita

que al recibirlo me dió las gracias

y me invitó a compartir en la otra silla

quizás el mundo de historias

conque hemos hecho nuestras vidas

hasta llegar a hoy,

para contarle a nuestros nietos

recordándo desde el principio

lo que nos amamos en tanto tiempo.

Daniel Valdman.

Noche

Noche tranquila y calma.

La gente refugiada

al descanso de la jornada

y la poca luz del candil

hace borrosas las palabras

que en el trazo la pluma sisea

como si en cada letra

le estuviera hablando.

Una suave brisa

obliga a danzar la llama

que sin ritmo ni tonada

cambia de lugar las sombras.

Noche del poeta

que busca la musa deseada

imaginando las caricias

que alguna vez fueron dadas

en noches como esta

tranquilas y en calma

a la luz de las miradas

que se apagaban con besos,

con pasión, con deseo

tratando que esas noches

nunca se acabaran.

Se extingue la luz del candil

y ya los ojos no alcanzan.

Pero seguirá soñando el poeta

con esas caricias dadas,

con esos besos escondidos

en la oscuridad solitaria

y en el amor sumergido

en el medio de su pecho

imaginando los mejores versos

y así, jamás olvidarla.

Daniel Valdman.

Caricia

La caricia,
poder mágico

que sana heridas,

que detiene llantos,

que da alegría.

Que entibia el alma,

que aleja pesadillas

y produce sonrisas

donde antes hubo lagrimas.

No es solo 

el roce de la piel,

es el sentimiento que se contagia,

la soledad que se acaba

y el dolor compartido.

Es la entrega de cariño

que al asimilarla

abre nuevos cielos

que se iluminan desde el alma

y un mar de ternura

nos invade el cuerpo.

Hace feliz recibirla 

como entregarla

cambiando la vida

al traer paz y calma

superando los dolores

dejando a la soledad vencida.

Daniel Valdman.

Pesadillas

El canto de las aves

acompaña mi sentimiento

de que hoy será un día pleno

de mucha fe y esperanza.

Que se cambiarán abrazos por balas

y que sobrará comida para toda la gente.

Que no habrán más mendigos

suplicando en las calles

y que todo el mundo sonriendo

se darán los buenos días.

Hoy las aves cantan

contagiando los buenos sentimientos

mientras los mejores sueños

ponen luz sobre las sombras.

Si, hoy las aves cantan

como todos los días.

Somos nosotros los que ponemos

sobre los sueños pesadillas.

Daniel Valdman.

Austeridad

Me declaro en austeridad.

Hay tanto por decir,

tanto por lo que luchar

que las palabras se someten

al silencio de la mente

sin saber por dónde empezar.

Las espinas de los males

crecen por todas partes

y la plaga es muy fuerte

para tratar de combatirla.

Es casi una actitud suicida

dedicarle algunas líneas

y a sabiendas que no se leen 

ni se escuchan

siento austera mi lucha 

porque no soy dueño de la fuerza.

La honestidad, la conciencia

van perdiendo su energía

mientras va ganando la avaricia

sin jamás poder saciarse

su hambre de conquista.

Entonces, vuelve el pico y la pala

para remover la tierra

y quizás en ella se encuentra

el remedio para estos males

floreciendo nuevos capullos

en antiguos rosales

de cuando aún se creía

en la honestidad y la conciencia.

Daniel Valdman.

Cielo

Escala el Sol las montañas
auyentando las tinieblas
de las sombras nocturnas.

Nuevo amanecer aún con Luna

como reacia a entregar

el imperio de los cielos.

No le queda mucho tiempo

antes que el gran astro

aceche su belleza con fuego

y la retorne a los aposentos

donde ella guarda su encanto.

Ya está colmada de luz

la cúpula celeste.

Hasta las estrellas se ausentaron

ante los rayos vencedores

en la batalla de cada día

demostrando quién es el dueño

del tiempo y del espacio

en el inmenso imperio

de todo el universo.

Y comienza así

la nueva jornada

recogiendo las herramientas

para seguir en la labranza

aprovechando que el Rey 

regala un día de gracia

para llenarlo otra vez 

de ilusiones y esperanzas.

Daniel Valdman.

Versos

Y escribiré los versos
más bonitos que tu leas 

y los sentirás como caricias

traidas de las estrellas.

Se celará la Luna

al brillo de tus ojos

sin que jamás haya visto

un reflejo tan hermoso

como el que brille en tu rostro

al leer mis sencillos versos.

Robaré del mar la espuma

como tinta imborrable

para que nunca se apague

la luz de tu sonrisa

y pretenderás abrazarme

por lo que sientas en el pecho

aunque sean simples palabras

escritas con todo el sentimiento.

Escribiré para ti unos versos

que solo salgan del alma

pues mi boca callada

se ahoga al decir que te quiero.

Daniel Valdman.

Historias

Se me han perdido los nombres
de caras que conozco

y tengo nombres de mucha gente

que jamás he visto sus rostros.

La edad, la memoria,

lo cotidiano y la rutina

hacen que cambie la vida

dejando en el camino recuerdos

que ya no tienen nombre

y muchos rostros hayan desaparecido.

Quizás ya sea de alguien el olvido

o en una anécdota me recuerden.

Pero quienes tomábamos café

en el bar de la esquina

en ardientes tertulias 

hasta llegada la madrugada

mientras nos íbamos sin respuestas

y dolorosamente a enfrentar la jornada,

de ellos me acuerdo de sus sentimientos

y no me acuerdo de sus nombres.

De los compañeros de futbol

quizás porque hubo muchos

y me acuerdo de jugadas

sin acordarme de quienes las gestaban 

y quizás, yo esté metido en la historia

de alguien que también se acuerda

de las mismas experiencias

y seguro que también,

se ha olvidado de mi nombre.

Daniel Valdman.

Cordura

Divagan pensamientos

buscando la palabra

que emotive al alma

para expresar el sentimiento.

Ese, que está muy dentro

haciendo bulla en el pecho

sin querer salir de la garganta.

Hay mucho más que un te quiero,

mucho más profundo que la mirada.

Una caricia atravesada

con sinfines de recuerdos

y de ansiedades desesperadas

que jamás llegaron a cumplirse.

Quisiera llenarme de viento,

ser nube en el universo

desapareciendo mi cuerpo

en un cielo estrellado.

Ser fantasma, ser ángel,

transparente como el agua

para estar en todas partes

o que todas esas partes

se apoderen de mi espacio.

Si, la locura no se limita

y es más grande que la fantasía.

Y quizás yo, buscando esa palabra

voy dejando como una estela el alma

sabiendo que en el camino

fui perdiendo la cordura.

Daniel Valdman.

Arte

Miro tu rostro

dibujándolo mentalmente

como obra de arte

jamás vista ni soñada

quizás porque seas

mi feliz amada

a quien quiero complacer

totalmente.

Hacer de tu rostro

un paisaje

con colores naturales

de todos los días.

Colorear la pasíon,

sin sombras las alegrías.

Muy verdes las caricias

que en tus manos

para mi guardas.

Bosque de sol

en tus cabellos

y enjambre de aves

en tus pestañas.

Cuerpo de luz 

y de aguas

y en la profundidad de tus ojos

lluvia de amor y de magia.

Y mientras imagino pinto

el sentimiento de mi alma

puesto allí en ese cuadro

siendo el lienzo y pincel

y el dueño de los labios

que quieren firmar 

con un beso

esta obra de arte.

Daniel Valdman.

Tormentas

Son las cuatro de la mañana,
los pájaros ya cantan 

saludando al nuevo día

aunque la luna todavía

esté brillando en lo alto.

Su luz blanquesina

penetra por las rendijas

diciéndome que ya

debo al techo arreglarlo.

Anuncian de que habrán

granizadas y tormentas

y mientras tu no estés despierta

no puedo hacer la labor necesaria

porque primero están tus sueños

que compartes conmigo desde la almohada

y me obligas a seguir

contigo también soñando.

Y pienso en ti que me ayudes 

a tener la cabaña preparada

sosteniendo con el calor de tu alma

y la sonrisa siempre fresca

enviándome besos con la mirada

y con ellos, el hogar encendido

para seguir con ahínco

el sentimiento conque hemos fundido

las paredes de nuestra casa.

Daniel Valdman.

Descanso

Hoy como Domingo,
es un día festivo.

Se adueña de la acción la pereza

y el tiempo es el suficiente

como para mirar el techo

con la cabeza en la almohada.

En la mente no hay programas

y se mira por la ventana

para ver cuando el Sol despierta.

Se sigue manteniendo nublado

como las últimas semanas

y eso estimula a no hacer nada

que signifique sacrificio.

Limpiar la nevera 

aprovechando que está vacía,

mirar el polvo en los muebles,

barrer el piso porque ensucia las medias,

y un sinfin de tareas

que hoy, casi casi un Domingo,

no dan ganas de hacerlas.

Se adueña de la acción la pereza

porque es un día festivo

y yo,  igual que al principio

sigo mirando el techo

con la cabeza en la almohada

listo para la jornada

preparado para no hacer nada

y seguir disfrutando de este día.

Daniel Valdman.

Sueños

Me dedico a fabricar sueños

que trato de dibujarlos con palabras.

Los colores no son problema

pues los pinto de los que sean

total también son inventados.

Nadie podrá decir

que mi arte es un fracaso

pues es el invento más grande

que jamás alguien haya inventado.

Hacer exactamente 

el cuadro que se ha imaginado

entre emplumadas almohadas

o entre ventanillas de buses.

Ese sueño justamente

que por lo general se pierde

en el último escalón de la parada

y la realidad airada

se lo come rapidamente.

Mi fabricación es perfecta

sin sombras que la alteren

y se podrá ver o lucir

según quien quiere

enorgullecerse de su sueño.

Y si es que no tiene ninguno,

con mucho placer se lo presto,

y me lo devuelve con una sonrisa

que es el valor lo que cobro.

Daniel Valdman.